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Cómo empezar a cuidar un bonsái

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Para garantizar el éxito con tu bonsái, además de conocer las claves de su mantenimiento, necesitas saber lo que no debes hacer bajo ningún concepto. A continuación, te mostramos los cuidados que debes tener en cuenta a la hora de comprar un tipo de bonsái.

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En el imaginario popular, la figura del bonsái se representa como aquella planta extremadamente sensible y difícil de cuidar. Nada más lejos de la realidad: hay especies realmente resistentes que son perfectamente recomendables para iniciarse en este arte, pero hay que saber tratar con ellas.

Para ello vamos a hablar de los cuidados urgentes que debemos dar a nuestros bonsáis recién llegados a casa para garantizar su éxito en nuestro jardín.

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bonsái

El bonsái, al igual que el resto de sus compañeros vegetales, necesita del agua como uno de sus principales recursos. Este aspecto es de vital importancia porque este tipo de plantas suelen estar contenidas en pequeños recipientes, por lo que tienden a secarse muy rápido y por tanto tienen mayores necesidades de agua que otras especies.

¿Cuándo debemos hacer el riego?

No debemos programar los riegos cada pocos días, sino que, por norma general, debemos regar nuestro bonsái cuando observemos que la capa superior del sustrato empieza a secarse. Estos riegos deberán ser más frecuentes en primavera y verano, y más escasos en otoño e invierno, reduciéndose casi por completo en aquellos ejemplares de hoja caduca que entren en estado de latencia durante el invierno.

No importa a qué hora del día rieguemos, aunque lo ideal es evitar las horas centrales del día, ya que en estas horas la maceta y la tierra están más calientes y el riego provoca un rápido descenso de la temperatura, que puede ser perjudicial para nuestra planta.

¿Cómo debemos regar nuestro bonsái?

El riego debe ser abundante, preferiblemente con regaderas con agujeros finos, para que la capa superior del sustrato no se lave. Hay que aplicar riego hasta que, por los agujeros de drenaje de nuestra maceta, empiece a salir agua clara. Si es posible, esperemos unos minutos y repitamos la acción.

La mejor agua que podemos utilizar es la que proviene de la lluvia y también la de la ósmosis, debido a la poca cantidad de sales minerales que contienen. Si esto no es posible, se puede utilizar agua del grifo, aunque a largo plazo puede comprometer el cultivo del bonsái por su alta concentración de sales.

Cuando vayamos a regar debemos evitar, sobre todo si es agua del grifo, mojar las hojas o el tronco del árbol, lo que facilitaría la aparición de enfermedades, o podría afectar al color del tronco, volviéndolo blanco.

Existe otra forma de riego que se conoce como riego por inmersión. Nos permite asegurarnos de que el sustrato ha quedado completamente empapado, ya que se hace sumergiendo completamente la planta en agua. Es una técnica que se puede utilizar ocasionalmente cuando el sustrato está muy seco y no podemos realizar el riego habitual.

Errores que podemos cometer durante el riego

– Riego abundante. El riego excesivo en bonsái, como en general en otras plantas, puede suponer un grave problema, ya que un sustrato constantemente encharcado favorece la aparición de hongos y otros patógenos, además de impedir que las raíces respiren, pudiendo llegar incluso a provocar la muerte del árbol. . . . Esto explica por qué no se recomienda utilizar una bandeja debajo de la maceta cuando se cultiva un bonsái: si las raíces se mantienen en contacto permanente con el agua, pueden pudrirse.

– Abuso del riego por inmersión. El riego por inmersión es una gran herramienta, pero conlleva riesgos. Un abuso puede hacer que las sales minerales se acumulen en la parte superior del sustrato en lugar de en la parte inferior, por lo que las raíces tenderán a crecer hacia arriba dañando mucho la planta.

– Déficit de riego. Probablemente una de las causas de muerte más frecuentes en el mundo del bonsái, especialmente durante las vacaciones, cuando los árboles pueden quedar olvidados y sufrir daños importantes. El déficit de riego hace que las hojas se sequen y caigan rápidamente, lo que obliga a regar abundantemente durante las siguientes semanas para intentar recuperar el árbol. En estos casos, si creemos que el árbol puede sufrir sequía durante una temporada, recomendamos instalar un sistema de riego automático.

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